PARA MI AFLIGIDA HERMANA
No te aflijas tanto, hermana, ni te impongas tanto sufrimiento pues esas mariposas salidas de sus capullos se han echado a volar ahora para ser lo mejor que pueden ser e impregnar los lugares por donde despliegan sus alas luminiscentes.
Alégrate, hermana, porque te están guardando un lugar junto a la LUZ en alguna galaxia lejana donde solo importe el SER sin ningún otro atributo.
No te rompas, hermana, porque eso si que nos duele, pues los demás te vemos con los ojos terrenales de la incomprensión y de la razón.
No bajes la mirada, hermana, ni pierdas el horizonte pues la vida no ha de ser nunca desesperanza, eso es de débiles famélicos de espíritu. No temas por lo que has perdido tú sino alégrate por lo que han ganado ellas. Busca siempre lo mejor de cada suceso y decide tú lo que quieres sentir.
Aunque las lágrimas son como un bálsamo salutífero que arrastran el dolor, llora como lo hacen los reyes con la cabeza alta, el espíritu henchido y la lágrima breve. Sé árbol de buena raíz que se cimbrea sin romperse a pesar de la ventisca, sé faro que muestra el camino y samaritana para el penitente, eso es lo que tus hijos ya ven en ti y así tiene que seguir siendo siempre.
Juan Hidalgo Caballero. Abril de 2018
Sección. Invitad@ de hoy:
Mi hermano.