sobre mares y océanos,
blancas manchas de óleo
surcando lienzos azules.
Son sus aspas grandes velas
que al contacto con el viento
surcan las aguas añiles
que le apetecen en sueños.
Se aventura mar adentro
cegado en su delirio,
por rozar otra boca
fruto del desvarío.
Y en su quimera la roza,
y en su silencio la besa,
llevando con él sus cruces
las mismas, que en el mar le pesan.
Asoma el alba
y el molino despierta
otra vez con el ancla en tierra
y las aspas secas;
apegado a sus raíces y a sus campos…
de día vive, de noche sueña.
Rosa
Muy bonito, si que es cierto que un campo de molinos, desde el cielo parecen el mar con su pequeños barquitos de vela. Un beso poetisa.
ResponderEliminarJuanmi...para un hombre de mar como tú los barquitos serían molinos y para el hombre de campo los molinos son grandes veleros.... Un beso
EliminarGracias Rosa, por compartir tan bonito poema en mi FB. Con tu permiso, me lo llevo a G+ :D
ResponderEliminarClaro que sí, lo que quieras. Un beso.
EliminarNon fuyades, cobardes y viles criaturas, que un solo caballero es el que os acomete!! Precioso Rosa.
ResponderEliminar¡Válame Dios! dijo Sancho; ¿no le dije yo a vuestra merced que mirase bien lo que hacía, que no eran sino molinos de viento, y no los podía ignorar sino quien llevase otros tales en la cabeza?
EliminarGracias, Francisco.