Si es que no sabemos valorar lo que tenemos...
martes, 11 de febrero de 2014
lunes, 3 de febrero de 2014
"Silas Marner" de George Eliot
Cuando leí este libro, reflexioné sobre las diferentes formas que
puede adoptar la mente y el pensamiento.
Rara
vez observamos el principio de algo que crece en nosotros: La savia ha
circulado ya muchas veces antes de que observemos la más mínima señal del
capullo y creo que esto se puede aplicar tanto a sentimientos positivos como
negativos. Puede ocurrir con el amor pero también con el odio, el rencor, el
resentimiento. Las cosas surgen en nuestro interior y después crecen y maduran
asentadas en algún rincón del alma.
Las
cosas que nos suceden suelen tener un motivo aunque sea desconocido para
nosotros en este instante y debemos dar la espalda a la frustración que nos
supone la injusticia ocasionada por esas razones desconocidas. Quizás haya algo
más adelante que los justifique, quizás necesitemos a alguien, o alguien nos
necesite en otro sitio.
Podríamos
reflexionar con toda seguridad sobre el aislamiento de las personas y la falta
de relaciones sociales, la fe y la frustración que conlleva el perderla
bruscamente, las consecuencias de la falta de cariño, la soledad, los cimientos
de la conciencia humana, el amor…
Has leído Silas Marner? y a ti... qué te parece?
Walden, la vida en los bosques. Reflexión personal
Hola amig@, no te puedes imaginar lo que disfruté con las páginas de este libro. Me gustaría releer algunas páginas y recrearme en algunas
descripciones sobre la laguna, las heladas del invierno y el deshielo a
comienzos de abril. Me encantó cuando explicaba que el hielo se desperezaba cuando
recibía los primeros rayos de sol y bostezaba haciendo un ruido impresionante
durante las tres o cuatro primeras horas del día, cómo se tomaba un descanso a la
hora de la siesta y comenzaba a rugir de nuevo a la noche con la retirada del
sol.
Hace unos días, hablando con alguien le decía que uno se busca a sí mismo cuando hace cosas como las que hizo Thoreau, aislarse durante dos años en un bosque, y no andaba
muy equivocada, Thoreau aconseja explorar nuestros propios mares, nuestras
aptitudes, nos manda ser colonos de los continentes y los nuevos mundos de
nuestro interior, quiere que abramos nuevas vías, no para el comercio, sino
para las ideas. Metafóricamente decía que cuando se nos ocurriera cruzar al otro
lado de la tierra para contar el número de gatos que había allí que lo hiciéramos,
sólo quizás así encontraríamos un agujero de Symmes por el cual podríamos finalmente acceder a nuestro interior.
Nos
explicaba que si hemos levantado castillos en el aire era hora de ponerles los
cimientos para mantenerlos. Si uno avanza confiado en la elección de sus sueños
y se esfuerza por vivir la vida que ha imaginado, tropezará con el éxito menos
esperado en su vida corriente. Dejará atrás un gran número de cosas y
atravesará fronteras invisibles. Hay que simplificar la vida para que las leyes
del universo se nos muestren más evidentes y menos complejas.
Me
gustó mucho la frase de si un hombre no guarda el paso con sus compañeros quizás sea
que oye un tambor distinto. Sigamos nuestros pasos oyendo nuestras propias
voces y permitámonos un tiempo adecuado para escucharlas.
Un abrazo para el libro y una mirada detenida en el tiempo para
ti. Tú que estás leyendo esto. Estoy pensando que es más interesante que el abrazo sea también para ti, el
libro ya se ha llevado muchos.
Rosa
domingo, 2 de febrero de 2014
Walden, la vida en los bosques. Henry D. Thoreau
Buenos días a todos, son frescas las mañanas, con olor a
tierra mojada, como me gustan a mí. Y recuerdo un libro que leí hace años que me lo prestó un gran amigo. "Walden, la vida en los bosques" de Henry David Thoreau.
Cuando oigo decir que los vientos suspirarían con
voz humana y que el bosque abandonaría su follaje para vestirse de luto en
pleno verano si algún hombre sufriera por una causa justa...
cuando me recuerdan
que somos hojas y mantillo, cuando me cuentan que la Naturaleza es una dama entrada en años, invisible para la mayoría de las personas, en cuyo oloroso
jardín de hierbas podemos pasear al tiempo que escuchamos sus fábulas…
Cuando
oigo todo esto, es cuando un libro me enamora, es cuando oyes en tus adentros
“Serrana, ya estás perdía”.
Cuando
alguien te hace reflexionar sobre lo numerosas que son las cosas que no
podríamos decir si hubiera que vocearlas, cuando a veces nos empeñamos en
conservar el aire fresco de la mañana, prístino manantial del alba, en una
botella… no está mal que alguien nos informe de que no se mantendrá incólume
hasta el medio día, ni siquiera en el más fresco de los sótanos, sino que
expulsará los tapones mucho antes para seguir hacia el Oeste los pasos de
Aurora.
Es un maravilloso libro, no apto para todos los públicos, solamente para aquellos que estén preparados para compartir las palabras de Thoreau:
"ME FUI AL BOSQUE PORQUE QUERÍA VIVIR DELIBERADAMENTE, ENFRENTÁNDOME ÚNICAMENTE A LOS HECHOS ESENCIALES DE LA VIDA, PARA VER SI PODÍA APRENDER ALGO DE ELLO Y DE ESTA FORMA NO LLEGAR A DESCUBRIR A LA HORA DE MORIR QUE NUNCA HABÍA VIVIDO." THOREAU
Los transcendalistas defendían la vuelta a la naturaleza y al estado salvaje como una manera de comunión con Dios. Thoreau lo llevó a sus últimas consecuencias, retirándose a vivir durante dos años a una cabaña de una sola habitación con una cama, tres sillas, una mesa redonda, un escritorio y utensilios para cocinar. Nada más.
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