los pies descalzos en la arena,
la resaca se lleva mis pasos,
borra mis huellas.
Me gusta sentarme en la orilla
y ver romper las olas,
adivinar lo que sienten,
por qué lloran.
Pierdo la mirada en el mar.
Este mar, que me habla sin palabras
me viene a buscar,
salpica mis pies con rabia.
Creo, que me quiere contar su historia,
una confidencia de amor
que le brota del corazón
y escapa por su boca.
Y mientras, a lo lejos…un barco velero
pone rumbo a otras tierras,
acariciando otras aguas
al tiempo que iza sus velas.
Deja atrás el puerto de Cabo Palos,
sus noches de luna llena,
cuando acariciaba el Mar Mediterráneo
y besaba las playas de Cartagena.
Escucho una voz:
-Todo listo, Capitán. Fuerte viento por la popa.
Soy testigo, es un pulso entre mar y viento,
el uno tirando hacia fuera, la otra,
hacia tierra adentro.
Comprendo que la mar esté furiosa;
no está dispuesta, a dejar a su amado
a merced de los vientos.
Rosa
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