Tú estás ahí acariciando el viento,
inhalando este soplo que preciso
¡cómo envidio el aire que respiras,
Un horizonte nuevo color esmeralda,
una tierra fértil que abraza tus raíces
cada día más profundas, más felices.
Galanteas con el cálido céfiro
que llega a ti, como suspiro de aliento,
el mismo que me está faltando
el mismo que me está doliendo.
aquí dentro yo, sufriendo.
Doliéndome cada brisa que respiras
punzando tus verdes ramas mis heridas.
Tras el cristal te observo…
Hojas grandes y alargadas
verde oscuro a la mirada,
desde aquí abajo descubro
quizás igual que él, tu precioso envés,
-¡Jardinero! ¿por qué le llaman árbol de fuego?
Cumpla con sus funciones y tale la grevilla.
hace sombra en mi ventana,
ni el aire fresco de la mañana.
Rosa
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