Ante su presencia, es indudable, nos visita la belleza. Dios existe. Su dignidad no se demuestra por el modo geométrico explícito sino por la clave poética implícita.
Él es luz, no puede ser atrapado por una deducción o por un pensamiento racional, está más allá de todo, en otro reino, es vacío, unidad luminosa, geometría sagrada: siete colores lo atestiguan.
Es una carta de amor sin destinatario, es paz para todos, un mensaje armonioso que nos vuelve más bellos, más buenos.
Su grandeza eleva, nos hermana con un propósito superior que no proviene del deseo de nadie; su naturaleza manifiesta un orden implícito, sin proponérselo borra las rencillas crueles de los seres humanos con una muestra de inteligencia sin límites; las reubica en el olvido y en el perdón.
Las pequeñas voluntades declinan sus ambiciones de poder, fugan más allá de su triste mezquindad, se escurren tras la lluvia que dio nueva vida al campo exprimido y que sumó agua abundante al sudor del labriego.
Sus colores en el cielo limpio premian el esfuerzo constante y constructivo que da alimento sin fin hasta al depredador.
El Arco iris es la obra de arte más espontánea; sin creador, sin manos ni lienzo, juega libre con su textura virtual, pone el toque de lo eterno irrumpiendo con su fugacidad.
Entonces es cuando el corazón encerrado en el miedo y la desconfianza se abre ante su visita inesperada, gana osadía ,voluntad de bien.
Recomiendo este libro: "El poder de lo simple"
Este libro intenta ser un oasis de reflexión; una toma de conciencia para luego seguir caminando con más horizonte, Sus páginas llaman al descanso, a la tregua, no está escrito para ganar a nadie; no propone una pasión triunfalista sobre ningún rival externo, no invita a más consumo de lo innecesario.
Propongo, a través de estas cincuenta meditaciones, acercarnos al poder de lo simple, investigar sus señales, escuchar sus secretos. Cada paso requiere apertura, detenimiento, reflexión y cuidado. Carece de sentido apurarse para llegar al final, pues allí no hay nada significativo, el tesoro está en el camino, todo adquiere importancia en el andar mismo.»
Él es luz, no puede ser atrapado por una deducción o por un pensamiento racional, está más allá de todo, en otro reino, es vacío, unidad luminosa, geometría sagrada: siete colores lo atestiguan.
Es una carta de amor sin destinatario, es paz para todos, un mensaje armonioso que nos vuelve más bellos, más buenos.
Su grandeza eleva, nos hermana con un propósito superior que no proviene del deseo de nadie; su naturaleza manifiesta un orden implícito, sin proponérselo borra las rencillas crueles de los seres humanos con una muestra de inteligencia sin límites; las reubica en el olvido y en el perdón.
Las pequeñas voluntades declinan sus ambiciones de poder, fugan más allá de su triste mezquindad, se escurren tras la lluvia que dio nueva vida al campo exprimido y que sumó agua abundante al sudor del labriego.
Sus colores en el cielo limpio premian el esfuerzo constante y constructivo que da alimento sin fin hasta al depredador.
El Arco iris es la obra de arte más espontánea; sin creador, sin manos ni lienzo, juega libre con su textura virtual, pone el toque de lo eterno irrumpiendo con su fugacidad.
Entonces es cuando el corazón encerrado en el miedo y la desconfianza se abre ante su visita inesperada, gana osadía ,voluntad de bien.
Recomiendo este libro: "El poder de lo simple"
Este libro intenta ser un oasis de reflexión; una toma de conciencia para luego seguir caminando con más horizonte, Sus páginas llaman al descanso, a la tregua, no está escrito para ganar a nadie; no propone una pasión triunfalista sobre ningún rival externo, no invita a más consumo de lo innecesario.
Propongo, a través de estas cincuenta meditaciones, acercarnos al poder de lo simple, investigar sus señales, escuchar sus secretos. Cada paso requiere apertura, detenimiento, reflexión y cuidado. Carece de sentido apurarse para llegar al final, pues allí no hay nada significativo, el tesoro está en el camino, todo adquiere importancia en el andar mismo.»