Hola, amig@s, desde que era pequeña me gusta
escribir las cosas que siento empujada por la dulzura de mi madre y por los
versos que escribía para mí y que me recitaba a diario.
Como expliqué en el prólogo de mi primer poemario
es algo que hago para mí misma, como síntoma de estabilidad emocional necesaria
para lograr un equilibrio en el marco de una vida sana.
Los que me conocéis
sabéis que mi libro se llama “El Mar que llevo dentro”, y es necesario explicar que ese Mar del que hablo es el Amor que cada uno de nosotros lleva en su interior. Es una
gran metáfora que danza por todas sus páginas.
En el primer poema hacía alusión a los piratas, y aunque no lo
creáis, en las manos de un pirata
llamado Albamabir cayó mi libro por casualidad hace unas semanas y después de leerlo se ha puesto en contacto
conmigo para dedicarme unas palabras preciosas, llenas de emoción. Palabras que
IMITAN mis versos y mis rimas, que hacen referencia directa a mis poemas, a mis
frases y a mis metáforas. Podéis imaginar cómo me he sentido al ver que mi
libro ha sido capaz de llegar al corazón de un pirata. Aquí os dejo su correo:
ODA AL MAR.
Soy pirata navegando en tu mar
robando tus versos
los hago míos al navegar.
En mi velero te respiro
adivino tus versos ocultos
que me hacen mudar.
Abro mi ventana y veo tu mar,
oigo el palpitar, el aleteo de tu alma
que embriaga mi ser al amanecer
y pienso que en alguna vida nuestras almas
peregrinas
han sido algo más que dos desconocidas
que se conocieron por azar.
Puedo sentir al compás de tus versos
mi alma,
navegando en tu mar.
¡Te presto mi corazón!
mi esencia, mi alma
si con tus bellas palabras
mi batalla puedo librar.
Se me distrae el alma
cada atardecer,
al pensar que puedo perder tus versos
tus palabras...
que sean parte de un ayer
que no puedan alimentar mi alma.
Palabras...
Palabras ocultas en tus versos
que me amarran.
Abrazado a ti,
quedan mis sueños atrapados
bajo tu espuma blanca.
Y sé,
que mis brazos no dan para abrazarte
eres demasiado inmenso para este
navegante.
¡Dios, déjame navegar
para poder abrazar este mar!
Este mar que me regalas,
que me ha venido a buscar
a mostrar un océano de
sentimientos.
¡Sueños, amor, pasión, sufrimiento!
que como olas empujadas por el viento
mojan mi ser
arrastrándome mar adentro.
No voy a pedir perdón a Dios
por desgranar sus sentimientos,
por sentir el mar,
por sentir sus versos.
Respiro,
siento este mar
que me da vida,
me da aliento para continuar
navegando contra
el viento.
Apasionado miro el sol de poniente
Y cuando la tarde ha caído,
pienso que no podré estar a su lado
y callar lo
que he sentido.
¡Se me escapa el pensamiento!
siento el mar en mis adentros
y con un impulso salvaje
voy al abordaje
poniendo fin a este viaje.
Y el pirata ya no es pirata
ya no robará tus versos,
porque el pirata ha mudado,
ahora es mar eterno.
Porque ha visto y ha sentido
EL MAR QUE LLEVAS DENTRO.
ALBAMABIR
Cuando recibí por
correo electrónico este mail no pude hacer otra cosa más que emocionarme. Como soy
Bloguera estoy acostumbrada a comunicarme con personas de todo el mundo,
recuerdo un post sobre los esquimales en el que me contestó un inuit con una gran carga emocional, pero no puedo desviarme del tema. Mi corazón se ha visto
animado a contestarle por los lazos que nos unen, y aunque he inventado una
leyenda creo que está repleta de realidad. La otra noche le escribí estas
líneas:
PIRATAS DE VERSOS
Cuenta
la leyenda que Albamabir era un temido y duro corsario que no acataba las
órdenes de ningún país y saqueaba los molinos de aspas blancas que en sueños
surcaban los mares de lienzos azules.
La
piratería de versos es una práctica de saqueo tan antigua como las mentes
pueden recordar, y se produce por la nostalgia que sufren algunas almas por sus
vidas pasadas o que permanecen hoy día en universos paralelos.
El asalto se
realiza por sorpresa en mares de nadie, con el fin de apoderarse del Mar que
llevamos dentro, ese Mar de Amor del que tanta gente vocea y con el que
Albamabir nunca se había encontrado a lo
largo de sus muchas travesías.
Cada
crepúsculo, Albamabir se ocultaba en el interior de su camarote y escribía bajo
la luz de su candil preciosos versos con plumas de gaviota, versos que una
misteriosa voz le trascribía desde su corazón tras cada abordaje, versos que
hacía suyos en cada asalto, versos que le despertaron sentimientos jamás
encontrados en su vida actual.
Con los primeros rayos de Sol la tripulación lo
encontraba tumbado sobre la proa de la nave, bañado por el salpicar de las olas
y una sonrisa de felicidad que asomaba en su boca.
Dicen
que se hizo de un gran botín, miles de rimas autografiadas ocultas bajo el mar,
desde que su barco naufragó en una noche de tormenta, y aunque los demás
piratas aseguraban antes de su muerte que había enloquecido por las condiciones
extremas de agua y alimento, lo cierto es que había recuperado su ALMA perdida
en otra vida.
Rosa
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Fotografía de María Vilar Albaladejo.
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