


¿No os ha pasado nunca que habéis disfrutado al máximo un libro? ¿Que os sentís identificados con algunas escenas o conversaciones, que las vivís en primera persona, que se os pone un nudo en el estómago?

No sé cómo explicarlo: en diferentes momentos de tu vida y llevando contigo experiencias distintas vives el libro de una manera u otra.
Algo así me pasó a mí con "La edad de la inocencia".

He creído comprender que la realidad está donde uno la vive y que a veces son más reales unas cosas que otras con independencia de dónde se desarrollan, que las marcadas diferencias entre el bien y el mal, lo honesto y lo deshonesto, lo conveniente y lo desaconsejado, dejan muy poco hueco para lo imprevisto, y que cuando nos amarramos a la rutina, a la costumbre, a lo social, nos volvemos tímidos y poco imaginativos.
En el libro hay un trocito donde ella le da a entender a él que se sienten cerca precisamente porque están separados y que es precisamente la distancia la que les permite ser ellos mismos y por lo tanto verse tal y como son.
Hasta este punto de madurez caminé simultáneamente al lado de los personajes de este libro...
pero yo le preguntaría a Edith Wharton cómo se libera uno del dolor que produce aceptar esto, por qué el corazón que llega al conocimiento de esta realidad en vez de serenarse ante su descubrimiento se mantiene en un continuo estado de agitación.
Rosa
Muy buena reflexion y comprension de tu vida.
ResponderEliminarLa vida nos ofrece pocas posibilidades de ser felices y creo que debemos aprovecharlas, vivirlas con intensidad, prescindiendo de etiquetas. Todos de alguna manera vivimos al son de las convencines por eso cuando surge la oportunidad hay que lanzarse al vacio y sin red, no me cabe la menor duda.
ResponderEliminarJuan Miguel, lo verdaderamente importante es lo que te une a la persona que amas, ese sentimiento que sólo os pertenece a vosotros y qué es único,vivelo con emoción.
Yo soy incapaz, de verdad, de saber lo que hay en mi subconsciente. Soy tradicional, seria, creo tener sentido común, y , raramente en mi vida me he apartado de las convenciones sociales. En este mundo , me siento cómoda, segura y en paz. Ignoro una noche de mi vida, que no recuerdo, en la que no sé si actuó la rabia,el despecho, la ira, los sueños, las lecturas, las experiencias oídas de otros, la calumnia nauseabunda, y, no sé, no sé, puede que mi parte de Yo Profundo. El no volverá, y necesito olvidarle y , por ello odiarle y recriminarle. El no me conoce, o, quizás conoce una parte de mí, que yo consciente , no conozco. Pero no me ama, me hace sufrir demasiado. Se que no volverá y no quiero esperarle eternamente. Solo quiero tenerlo en la amnesia de mi corazón, de mi mente. Me hace sufrir demasiado. No, no puedo substituirle, ni quiero. Quiero vivir sin amor. Creo que el amor existe en tanto en cuanto pertenece SÓLO al mundo de los deseos. En la vida cotidiana no hay amor. Y, yo quiero seguir amándole. Adiós , en este mundo. Quizás nos veamos en el que le sigue, o , incluso ahora, en el mundo de los sueños. No en el mundo real...¿no sabes , querido, que tu fuego destruye mis alas y mis deseos de pureza , en mi alma de mariposa?. No te quiero conmigo. Quiero que estés sólo en mis sueños. Sólo así eres totalmente mío, puro.
ResponderEliminarEl próximo libro que quiero leer es Ante la adversidad, de Rojas Marcos. Seguro que me es de ayuda y consuelo. No quiero las fantasias de otros. ¿Qué sabe nadie?. Tengo mis propios sueños.