Iba una chica con su hija de tres años de la mano, haciendo la compra semanal en el supermercado del barrio. Por la mitad del pasillo de los chocolates venía en sentido contrario un hombre con su hijo en brazos. De pronto la niña gritó:
-Mira, mamá, ¡un negro!
-Calla, Nuria. Eso no se dice.
El hombre que lo escuchó, al pasar junto a la madre la miró serenamente y le dijo:
-No se preocupe, es lo mismo que dice mi hijo cuando ve un blanco.
-Mira, mamá, ¡un negro!
-Calla, Nuria. Eso no se dice.
El hombre que lo escuchó, al pasar junto a la madre la miró serenamente y le dijo:
-No se preocupe, es lo mismo que dice mi hijo cuando ve un blanco.
Rosa
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