Prometeo fue uno de los Titanes, una raza de gigantes que
habitó la Tierra antes de la creación del hombre. A él y a su hermano Epimeteo
fue encargada la tarea de hacer al hombre, y proveerlo, tal como a los otros
animales, de las facultades necesarias para su preservación.
Epimeteo fue el obrero y Prometeo vigiló el trabajo. Así fueron dotando a los diferentes animales de coraje, fuerza, rapidez, sagacidad; garras para unos y alas para otros... Pero cuando llegó el momento de dar sus dones al hombre, que tenía que ser superior a todos los demás animales, Epimeteo había sido tan pródigo con sus recursos que ya no le quedaban dones.
Epimeteo fue el obrero y Prometeo vigiló el trabajo. Así fueron dotando a los diferentes animales de coraje, fuerza, rapidez, sagacidad; garras para unos y alas para otros... Pero cuando llegó el momento de dar sus dones al hombre, que tenía que ser superior a todos los demás animales, Epimeteo había sido tan pródigo con sus recursos que ya no le quedaban dones.
Prometeo entonces, para subsanar la situación, subió al
cielo y, con la ayuda de Atenea, encendió su antorcha en el carro del Sol, y le
regaló el fuego a los hombres. Este don hizo al hombre mucho más poderoso que todos los
animales. El fuego permitió al hombre fabricar armas para vencer a los animales
y herramientas para cultivar la tierra, pudo calentar su casa para independizarse
del clima, y finalmente introdujo las artes y la moneda, lo que significa
intercambio y comercio.
La mujer todavía no había sido creada. La leyenda cuenta que
Zeus hizo a la mujer y la envió a Prometeo y su hermano para castigarlos por
haber robado el fuego... y también para castigar al hombre por haber aceptado
el don.
La primera mujer fue Pandora. Fue hecha en el cielo y todos
los dioses contribuyeron en algo para perfeccionarla. Afrodita le dio belleza,
Hermes la persuasión, Apolo la música... Así equipada, Pandora fue llevada
a la Tierra y presentada a Epimeteo que la aceptó feliz, a pesar de los temores
de su hermano, que no confiaba en Zeus y sus regalos.
Pandora llevaba con ella su dote, entre otras cosas un
baúl. Poco a poco fue creciendo en Pandora una gran curiosidad por conocer el
contenido de dicha caja; finalmente, un día quebró el sello y abrió la tapa
para mirar dentro. Pero en ese mismo momento escaparon de la caja una multitud
de plagas para atormentar a los hombres, como la gota, el reumatismo y los
cólicos para el cuerpo, y la envidia, la ira y la venganza para el alma, y
estos males se repartieron por todas partes.
Pandora se apresuró en cerrar la caja, pero ya era tarde,
todo el contenido de la caja había escapado, exceptuando una sola cosa que
yacía confundida al fondo, esa era la esperanza. Desde entonces, aunque los
males nos acechen, la esperanza nunca nos deja por entero. Y mientras tengamos
un poco de esperanza, ningún mal puede derrotarnos completamente.
Por eso se dice que la esperanza es lo último que se pierde.
Por eso se dice que la esperanza es lo último que se pierde.
La caja de pandora es abrir todos los días la puerta de casa, bajar a la calle y dar el primer paso fuera del portal.
ResponderEliminarfantastico como siempre
ResponderEliminarMuchas gracias , Josep. JAJAJA.
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