“La ternura es un diálogo poético de seres que se atraen y se quieren, que se reconocen como iguales y buscan reconciliarse con la vida en lo fundamental y lo superfluo, es por tanto un abrazo amoroso y una caricia placentera, la mirada cómplice y el beso necesario, un sencillo apretón de manos que nos informa que el otro está presente y que se puede contar con él."
"La ternura es reconocimiento de diferencias, capacidad para comprender y tolerar, para dialogar y llegar a acuerdos, para construir colectivamente aprendiendo de los que ‘no saben’, para soñar y reír, para enfrentar la adversidad y aprender de las derrotas y de los fracasos, tanto como de los aciertos y de los éxitos”.
La ternura se alimenta de sonrisas, de miradas cálidas y de suaves caricias; de apretones de manos y de abrazos; de frases alentadoras y de consuelo; de detalles, de gestos sinceros y dulces; la ternura es complicidad y camaradería, es aceptación y tolerancia, es respeto y admiración por el otro, en una palabra, es lo más sublime del sentimiento humano.
¿Os imagináis por un momento que los valores morales, la ternura, el amor, la sensibilidad, la fe...estuvieran regidos por genes?
¿Os imagináis que unas personas fueran portadores de ellos y otra no?
¿Os imagináis que sólo unos pocos, o unos muchos, fueran lo elegidos genéticamente?
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