Duermevela de luces
reflejos en gris
se apagan,
leve velo difumina
grises sobre esmeraldas.
En su camino
cesan
eternos danzantes
y olvidan,
la lira en el árbol los vientos
y del ciprés su mira.
Celestes criaturas
en recato acallan su celo,
aladas notas recogen,
leve cadencia, su vuelo.
Duermevela de luces
reflejos en gris
se apagan,
leve velo difumina
grises sobre esmeraldas.
Ausentes miran tus ojos,
ausentes sueñan volar,
sueña mi corazón
contigo,
anhelar tu sueño anhela,
tu perfume y tu mirar.
Duermevela de luces
reflejos
en gris
se apagan.
Ausente mirar tus ojos
ausentes sueñan un mar.
Fundido en amor quisiera
navegar rumbo a tu sueño
maría, marina, mar,
en tu mar, amar, maría,
maría, marina, amar.
Leve velo difumina
grises sobre esmeraldas;
duermevela de luces,
reflejos en gris se apagan.
Amanece
sin luz,
tórnase fugaz
el horizonte,
ocúltanse las estrellas,
Luna, sin ti,
mi noche.
Vuelo hacia ti y no escucho
otros cantos de sirena,
eres tú,
Penélope,
y en tu hilar esperas
la llegada del amor, sin vendas ya
y sin saetas.
Rosas rojas
sin mar
en estas noches
sin luna...
Penélope
¿dónde estarás?
Penélope
¿acaso no sabes?
Rosas blancas son tus olas
jazmines sobre la arena
en tu mar
quedas contigo...
contigo
mi amor se queda...
Olas en coral
entonan,
leve brisa,
caracolas,
suave murmullo ese requien
canción
a los niños muertos
que por amar
se mueren.
Autor: José Ignacio Pérez Albericio
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Muy lindo poema nos dejaste Rosa, un placer leerlo.
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